Santo Domingo Oeste.- Los estilos de vida y convivencia dominicana han cambiado de raíz. Así, inesperadamente, tan increíblemente rápido, de golpe y porra­zo, este virus, el COVID.19, que ha forzado al encierro, alterado los lazos de armonía social y ha privado hasta la comunicación próxima y directa entre los ciudadanos.



En el residencial Felipe II, de Los Álamos, en Santo Domingo Oeste



Dalton Herrera informa que el Covid-19 “ha transformado el estilo de vida de todos, y eso incluye a los residentes del Residencial Felipe III”, en el sector Los Álamos, de Santo Domingo Oeste.



Ya los niños no salen a correr por el parqueo como lo hacían antes. Ahora son los adultos que se han adueñado de ese espacio para hacer ejer­cicios y transitar con bicicletas en círculos para el evitar contacto con el mayor número de extraños. Otros aprovechan el techo del condominio para trotar en círculo sin importar que en horas de la tar­de el sol sea el amo absoluto de los cielos.



El conglomerado de vecinos siempre se han comunicado mediante WhasApp y, ahora, más que nunca, lo hacen. Desde ahí se hacen cade­nas de oraciones y comparten informaciones de las redes sociales para que los vecinos estén al tanto de los daños o avances que ha tenido el Covid-19 en República Dominicana.



Una de las medidas que se tomaron como gru­po fue la prohibición de entrada a todo foraste­ro del edificio que entre sin guantes y sin mas­carillas, sobre todo la de los “deliverys”. Nadie quiere verse contagiado del también llamado coronavirus.



El drama en las escaleras en el residencial



Jhenery Ramírez cuenta también que en Los Álamos El coronavirus ha alejado a la gente. Encontrarse a la vecina en la escalera es como sentir que uno ha salido de una cárcel o sufre de una extraña enfermedad, porque esta deno­ta, visto en sus gestos, desagrado por tener que compartir este espacio con alguien.



En este residencial, de cuatro edificios de cua­tro niveles, a diferencia de la normalidad, los ca­rros permanecen en sus parqueos todas las no­ches. “Aquí, el intercom ha perdido su misión en la última semana porque se prohibió la entrada del delivery. Cuando se pide algún producto al colmado o una comida preparada a un restau­rante, o hasta un medicamento a la farmacia, los moradores deben bajar a buscarlos, no im­porta si estás en la tercera o la cuarta”, dice Ramírez.







30 de marzo 2020