Por la redacción Zona Oeste

Santo Domingo Oeste- Es la historia de nunca acabar, cuya narrativa se repite constantemente todos los años,  formando parte habitual de los titulares de noticias en los grandes medios de comunicación nacional.


La historia es la misma cada año: Llega la temporada ciclónica y los residentes de la cañada de Guajimía se encuentran atemorizados por las inundaciones que pudieran provocar las posibles lluvias.


Llegado el momento de las constantes lluvias por la tormenta tropical o el ciclón, las imágenes perturbadoras son las mismas, el desborde de la cañada con tromba de agua putrefacta, mezclada con un montón de basura y desecho de todo tipo,  inundando calles y viviendas, obligando a los residentes a abandonar sus hogares o librando una lucha por salvar sus ajuares, sacando con latas y escobas las inmundicias que penetran en sus viviendas. 


Mientras que en los desagües ubicados en la calle México y la avenida Prolongación 27 de Febrero, queda una enorme “sábana” de toneladas de basura,  en su mayoría botellas de plásticos, fundas plásticas, latas, objetos cortantes, animales muertos, heces fecales, y todos los desechos que producen los barrios que colindan con la cañada, quedando amontonados por semanas y a veces meses en el lugar. 

 
En ocasiones, durante las lluvias, algunas viviendas son destruidas por el desborde de la cañada.


Y como siempre, los moradores de la cañada de Guajimía esperando que las autoridades de turno cumplan su promesa de sanear la cañada, esperando que finalmente pongan en marcha la tan cascareada  segunda fase  del Proyecto de Saneamiento Pluvial y Sanitario de Guajimía.

El desborde de la cañada de Guajimía  cada año, es una narrativa que parece no tener final, ojalá esta narrativa escrita por nosotros no tenga vigencia el próximo año,  si es que las autoridades cumplen lo prometido, que es la de resolver esta problemática que afecta a cientos de familias.